“Sarah, pensó que su adolescencia terminaría por acabarse bajo una normal y aburrida vida que no deseaba. Estaba equivocada. Cuando menos lo imagino, lo desconocido toco su puerta. Adam, solo buscaba paz en su eterna vida de oscuridad, cuando la encontró a ella. Y el dolor, se mezclo con aquel amor, exquisitamente prohibido” Bienvenidos a esta historia.

jueves, 6 de mayo de 2010

Un inicio. Una historia. Capitulo I El Tatuaje

Capitulo I: El Tatuaje


Estaba molesta, bueno molesta era poco, sumamente cabreada era la respuesta.

Todo un pésimo día le había tocado, de esos duros que te hacen detestar la vida.

Hace como dos semanas que estaba intentando acostumbrarse a su nueva vida universitaria, pero todo había resultado más estresante de lo que imagino.

Una ciudad desconocida, una universidad llena de gente, rostros y personalidades variopintas, una carrera que odiaba pero que sus padres la habían obligado a seguir…de ahí hasta ese momento solo sentía ganas de quedarse a dormir en su pequeño cuarto, ese pequeño y asfixiante cuarto del campus, que le toco compartir con la persona más barbie del universo, una rubia llamada Beth, la verdad no sabía mucho de ella, siempre intentaba no encontrársela, era tan irritante, la única vez que hablaron solo paso dándole una extensa lista de nombres de chicos de la universidad, los más populares, los menos, los que se había tirado, los que estaban en proceso….en fin, Beth no estaba ahí para estudiar, si no para hacer vida social.

Y no es que a Sarah le importase mucho la odiada carrera de Derecho que sus padres le habían impuesto seguir, pues solo dos semanas y traía las peores notas de su clase. No era su intención, le daba por estudiar pero la materia tenía como un repelente y se negaba a entrar en su cabeza.

Amigos, no había hecho muchos. Solo sus compañeros de clases, uno que otro amigo de comedor…pero nadie mas, nadie se convertía aun en una fiel amiga como lo fueron sus inolvidables amigas, casi hermanas del colegio. Ahora cada quien había decidido su camino, y ella, parecía haber ido por el peor o más bien dicho por el que menos deseaba.

Aquel día que entro dando un portazo en la habitación las cosas no habían sido diferentes, una discusión con un profesor por una injusta nota –en realidad era injusta- luego su grupo de trabajo que era una total desorganización, muchas tareas pendientes, exámenes que se avecinaban. Solo quería salir corriendo a tomarse vacaciones de por vida.

Sarah Bailey, no era de esas personas pacientes. Demasiado impulsiva, con el carácter rebelde y decidido de su edad, aunque en el fondo, temerosa, confundida porque las cosas que pasaban no las entendía, como las claras palabras de su padre diciéndole «Nuestra familia se ha caracterizado siempre por ser la mas prestigiosa firma de abogados del país…no seas graciosa diciéndome que quieres estudiar pintura» esas palabras fueron las que truncaron sus sueños, sabía que si no lo obedecía, estaría en la nada, ella no tenía dinero, el último trabajo que tuvo como mesera en un salón de comida rápida, no duro ni 4 días pues el gerente quiso aprovecharse de ella, y ella no es de las que precisamente se amedrentan, y si no estudiaba no construiría nada con su “juventud”, aunque a veces pensaba que era mejor eso a darles gusto a sus padres, que en ese mismo momento seguro estaban en su crucero hacía Paris…oh buena vida! Pero ella solo tiene ganas de mandarlo todo al demonio.

Inhalo. Exhalo. Profundamente varias veces

En busca de calma.

Calma que se vio alterada al ver como Beth, la observaba fijamente sentada en el borde de la cama, siempre con su pose de “dama y princesita” llena de hipocresía, que Sarah no soportaba.

-Sarah, Estas bien? –le preguntó la rubia de grandes ojos a su compañera que había ingresado de la manera más alterada.

-Si…claro –le respondió sin querer entrar en lujo de detalles

-Tuviste un mal día supongo

«Ahora me salió psíquica!!» Pensó Sarah, molesta y le dijo:

-No…en serio descuida –se sentó en su cama dejando su pequeño morral a un lado- estoy bien.

-Ok –Beth prefirió no insistir, imaginaba el carácter explosivo de su compañera

Luego de varios minutos de silencio, Sarah yacía recostada en la cama, con sus ojos cerrados, concentrada en la música de su iPod, Beth seguía leyendo un libro bajo la misma pose del principio, al parecer estudiaba. Pero pronto recordó, que tenía algo que comunicarle a su compañera de cuarto.

-Sarah…hey Sarah…-la llamo varias veces pero la chica de cabello oscuro se hallaba en un trance entre ella y su música, con los audífonos a todo volumen al parecer- SARAH!!!!! –le dijo finalmente acercándose a ella y quitándole un aparato de uno de sus oídos. Sarah reacciono enseguida, se incorporo sentándose en la cama y poniendo pausa a su música.

-Beth!! Que…..has interrumpido mi coro favorito! –le dijo guardando sus deseos de golpearla

-Oh vale…lo siento! Lo siento…es que he recordado que debo decirte algo

-Ya…que pasa?

-Hoy habrá una fiesta!

-…….

-Hoy en la noche!

-…….

-De la universidad!....

Sarah seguía mirándole sumida en silencio y vacio de alguna emoción.

-Vamos chica pero di algo!

-Genial…que te diviertas!

-Ah…no entiendes…te estoy invitando!

Sarah suspiro con tedio: -Oh…es, es lindo de tu parte…pero no tengo ánimos

-Por qué?...Hey…sorry que te lo diga, pero desde que has llegado, nunca te he visto salir

-Llegue hace solo dos semanas…

-Si pero…

-Mi materia pesa

-Ok…

-Todo me consume, estoy cansada!

-Ya, ya!...entiendo…no creas que voy y me siento todos los días solo para admirar al bello profesor de Historia –hizo una pausa- Ok la verdad si lo hago –comento entre risas, Sarah la observo sin ninguna gracia- bueno mujer es que tu nunca te ríes?

-Gracias por la invitación….no iré.

-Dame un bueno motivo…mañana es sábado…hey, será una gran fiesta. La organiza la facultad de Medicina, la hacen cada dos meses….desde que yo llegue aquí y al parecer desde hace antes, son como una fraternidad y preservan la tradición…no por algo te lo digo…son las mejores fiestas!

Sarah aun la miraba con aburrimiento. Beth se rindió, en esos ojos verdes no veía ni pizca de emoción y tampoco es que estuviera muerta por rogarle, ella solo quería abrir paso ante esa chica tan cerrada, pero ya la iba viendo como imposible, sin duda para ella Sarah era tan gris y le auguraba un triste futuro en cuanto a lo social se refiere.

-Bien…no volveré a decirte algo parecido –tomo su libro y su pequeña cartera- y en serio, comienzo a pensar en cambiarme de habitación…o mejor hazlo tu. No sobreviviremos muchos con esa actitud –con un gesto arrogante salió del cuarto. Sarah seguia sentada en su cama, y solo pudo reírse ante la reverenda estupidez que la rubia le había dicho.

-Sin duda cariño…la que se irá soy yo jaja –volvió a recostarse en la cama con su música.


Paso encerrada en su habitación la gran parte de la tarde, el lunes tenía un importante examen, pero lo último de lo que sentía ganas era de estudiar.

Se levanto de la cama y paseo por el cuarto.

Aburrida hasta el infierno, tomo su mochila y salió.

No sabía a dónde iba, eran las 2 de la tarde, el campus tenía una vida aburridamente normal. Entonces decidió salir a dar un paseo por la ciudad, aunque no la conociese para nada. Dos semanas y de Los Ángeles nada mas sabía los nombres de las calles de la universidad, bueno a veces hasta estaba insegura de saberlo.

Camino por las primeras calles que aparecían, siempre tratando de memorizar sus nombres o al menos algún detalle para no perderse y poder volver.

Observo cada almacén, cada escaparate, ingreso en un par de centros comerciales. Lástima que no cargara tanto dinero como para comprar todas las cosas que de una u otra forma llamaban su atención.

Siguió camino entre calle y calle. Miro su reloj, había pasado una hora y media.

Aun tenía tiempo.

Su mirada se detuvo fascinada en una tienda de tatuajes y demás. Ya le sorprendía no encontrar un lugar como ese en aquella inmensa ciudad. Miro detalladamente cada objeto que yacía en la vitrina, anillos, pulseras, collares, diseños de tatuajes, etc. Todo de un aspecto gótico, misterioso. Esas cosas le encantaban. En el colegio se hizo muy fanática de todo aquello, y aun lo era, de la música rock, metal, heavy…el color negro se volvió su favorito, pero más que una simple moda ella lo consideraba ya un estilo de vida. Sus padres hasta pensaron en llevarla a un psicólogo, eran demasiado correctos como para tener una hija que parecía salida de un club de ocultismo. Pero luego de tanto luchar, Sarah gano la batalla y sus padres tuvieron que aceptar la situación. Después de todo, el hábito no hace al monje, y se vistiese como se vistiese y le gustaran todo ese tipo de cosas, Sarah tenía sus límites, sabía guardar la cordura y el equilibrio la mayor parte del tiempo, es decir sus padres nunca tuvieron el problema de ir a sacarla de una estación de policía o de algún loquísimo antro de perdición.

Ahora que estaba parada frente a ese almacén, recordaba las palabras de Delia, su madre, de que cuando la vea con un piercing, tatuaje y otra cosas “raras” –como mechones en el cabello- la sacaría de la casa, y es que tan solo con verla vestir de negro con las uñas pintadas de negro todo el tiempo la escandalizaba.

Esbozo una sonrisa ante tales recuerdos, y una idea se encendió en su cabecita.

Su madre ya no estaba ahí cierto?

Ya había cumplido 18 hace varios meses. Era dueña absoluta de su vida.

Saco su billetera, no tenía mucho dinero, pero seguro que era suficiente para lo que pretendía hacer.

Decidida, ingreso al lugar. Era un tanto oscuro, lleno de cositas "dark" que siempre quiso adquirir. Pero en lo que se refiere a ese momento, un tatuaje era su principal objetivo. Siempre quiso tener uno, no por pura moda, ella sabía que si algún día se hacía uno debía ser porque lo sentía y porque tenía la necesidad de identificarse con algo, para Sarah no sería un simple tatuaje, sería una marca importante que la acompañaría de por vida.

Varios rostros la observaban. Unos con más o menos atención, Sarah no se sintió intimidada, incluso hasta se sintió en familia. Sonrió levemente y volteo esperando que alguien se acercara a preguntarle que deseaba. No paso mucho tiempo y un hombre de aspecto joven salió de la parte trasera del local, tras él salió una chica de su edad, presumiendo del nuevo piercing en su ceja, realmente era genial.

Sarah volteó su atención de nuevo al joven, era un rubio de tez blanca, cabello desordenado, que dejaba caer un pesado mechón negro en la parte delantera, como un tipo de flequillo. Era delgado y no tan alto, apenas podía distinguir el color de sus ojos bajo el delineador, pero apostaba a que eran verdes o marrones.

Mientras lo observaba, el se acerco a ella, y con una sonrisa y una actitud fresca, le habló.

-Hola…soy Tommy, necesitas algo?

-Ah, un gusto…hola, soy Sarah –le contesto de igual manera- eeeh…pues pasaba por aquí….Quisiera un tatuaje.

-Oh, genial!...ven por aquí.

En confianza Sarah siguió al chico. Tras unas cortinas negras. Ingresaron como a otra especie de habitación. Había poca luz, no entendía si era posible trabajar en un lugar así, pero bueno, ellos eran los profesionales.

Una chica rubia, estaba sentada en una silla, mirando una revista de tatuajes y escuchando música.

Tom le dijo a Sarah que tome asiento, la única silla libre era junto a aquella rubia. Y así lo hizo.

-Has pensando en algún diseño en especial? –le preguntó a Sarah mientras alistaba su equipo.

-No, la verdad no –le contesto ella.

-Hmm…. Te daré un par de revistas vale?

-Ok. –mientras Tommy buscaba en su cajón algo para la chica. Sarah siguió observando alrededor, su atención se fijo en la mujer que estaba sentada a su lado mirando la revista.

-Te harás un tatuaje? –no puedo evitar preguntarle Sarah. La rubia volteo su rostro y con un gesto amigable le contesto:

-Oh…no, no…solo observo. La verdad no se qué hago aquí, creo que nada más vengo a joderle la vida a Tommy –le dijo mientras reía

-Al fin lo admites –dijo Tommy desde donde estaba.

Sarah también rio.

-Ok…soy Sarah.

-Soy Verónica, un gusto…Y supongo que tu si te harás un tatuaje

-Sí...es como un sueño que tenía desde hace mucho tiempo.

-Genial…pero piénsalo bien, un tatuaje es algo que muy significativo.

-Lo sé. –Sarah de pronto fijo su atención en la muñeca izquierda de Verónica, tenía un tatuaje de tamaño mediano, era una especie de media luna junto a una estrella. Le encanto al instante, fue como si aquel tatuaje la hubiese hipnotizado.

-Hey…es hermoso –le dijo Sarah a Verónica señalando la muñeca de la segunda.

-Oh –quito su atención de la revista un minuto- Gracias…

-Te lo hiciste aquí?

-Mmm…si…si…

-Me encantaría uno como ese

-No! –dijo Verónica enseguida, un tanto sobresaltada.

-…..??

-Ahh…perdón, perdón….no quise ser grosera. Es decir….no…mira, este es un tatuaje muy personal…no está en ninguna revista…me entiendes?

-Oh…si, si…lo siento –pero aun así su fascinación por la figura no desaparecía

Verónica la observo por un rato, decidió que lo mejor era irse.

-Creo que dejare trabajar a Tommy por un momento –rio- por cierto…estudias? –le pregunto a Sarah

-Ah, si…si…en la universidad…a varias cuadras.

-Si?...también estudio ahí. –le comento mientras guardaba algunas cosas en una mochila

-Bien, en que facultad?

-Medicina y tú?

-Derecho –dijo haciendo una mueca de disgusto.

-Parece que no eres feliz con eso

-Así es…nada feliz…hey, entonces ustedes son quienes organizan la fiesta esta noche?

Tommy se acerco a ellas y tomó la palabra.

-Exacto…vendrás?

-Eeeh…creo que no

-Por qué? –pregunto Verónica

-Digamos que…primero, no conozco a nadie…y…

-Naah…ya nos conoces a nosotros –dijo Tommy y Sarah sonrió

-jaja…es lindo de su parte. Lo pensaré

-Ok!...te estaremos esperando vale. –Finalizo Verónica- yo me tengo que ir, Adam estará enloqueciendo porque no voy a ayudarlo. Adiós y suerte con el tatuaje. Adiós Tom…

-Adiós Vero –le dijo este mientras su amiga salía del lugar- bien…en que estábamos tu y yo? –le dirigió a Sarah

-El tatuaje?

-Yup…veamos, aquí tienes un par de revistas. Son de las mejores, habrá algo que te guste –Sarah tomo las revistas para hojearlas- escucha…es muy importante que escojas bien. No seré el primero en decirlo pero esto te marcara, te acompañara probablemente para siempre así que debe ser algo de lo que estés 100% segura y que lo sientas con el corazón. Y siempre les digo esto a mis clientes…uno no puede escoger el tatuaje…el tatuaje es quien lo escoge a uno, es como una conexión…

Sarah escucho atenta sus palabras, Tommy hablaba con un enorme respeto hacía su trabajo, después de todo, era un artista, y uno que se tomaba lo que hacía de la forma más profunda posible.

-Entiendo –le dijo Sarah, que luego se quedo pensativa. Cerró la revista y la dejo sobre una mesa. Ya había decidido algo- bien…hay algo especial que quiero hacerme. No está en la revista… -Tommy la interrumpió preocupado

-Eh!...cuidado…cuidado con que sean nombres de chicos!

Sarah echo a reír

-Jajaja…vale, no es nada de eso. No estoy lo suficientemente loca para hacerlo, o enamorada

-Buena chica. Entonces?

-Es algo que acabo de ver. Tu amiga Verónica, traía un tatuaje en su muñeca

-Ohh si…

-Es lo que quiero!

-Qué?! No…

-…..

-Lo siento…es que, mira hay muchos en la revista

-Cuál es el problema con ese tatuaje?

-Pues…mira, escuche un poco de tu platica con Verónica y es como ella lo dice. Ese tatuaje es muy personal para ella, muy importante…no lo saco de una revista…

-Se le ocurrió a ella?

-No exactamente…

-Entonces no es tan propiedad suya?

-No insistas...

-Pero…

-Puedes busca otro

-Dijiste que el tatuaje lo elige a uno. Bien, sentí que él me eligió

-No, no, no…Es no! Lo siento.

Sarah guardo silencio, Noto que el chico lo último que iba a hacer era su dichoso tatuaje.

Opto por otra decisión.

Se levanto dispuesta a irse.

-Está bien, no insistiré

-Ok…pero, a donde vas?

-Si no me hago ese tatuaje no me hare ningún otro ok? Gracias por tu ayuda de todos modos

-No es momento para sentirme culpable…porque lo hago por tu bien

-Y te lo agradezco –le contesto irónicamente

-No es para tanto

-Como sea, en serio fue un gusto conocerte

-Lamento esto

Sarah le sonrió y abandono el lugar. Tommy se quedo inmerso en sus pensamientos. Se dejo caer en la silla, mientras quitaba una de sus pulseras negras de su muñeca izquierda. Su vista se centro en ella. En el mismo tatuaje que tenía Verónica.

-Definitivamente…las personas no saben en lo que pueden meterse –se dijo para sí mismo en un agudo tono de reflexión.


Sarah camino unas pocas cuadras más allá, algo molesta. Se había ilusionado con aquel tatuaje, y aquel rubio se había negado totalmente, como si de un pecado estuviera tratando.

Pero ella era una terca.

Siempre lo fue.

Encontró su objetivo. Otro almacén como el anterior.

Decorado de distinta manera pero sin perder el mismo ambiente de misterio.

El hombre que la atendió, uno talvez unos 15 años mayor a ella, se limito a saludarla y decirle lo que se le ofrecía. Nada comparado con la fresca y agradable actitud de Tommy. Pero eso no era lo importante, estaba ahí por el tatuaje.

Directo al grano, Sarah le platico al hombre su idea. Sin mucha atención, él le pidió a la chica que le enseñara el trazo. Le paso un papel y lápiz.

Sarah, diestra en sus dibujos, como siempre lo fue, no tardo más de 10 minutos en retratar el tatuaje, tal y como lo vio en la muñeca de Verónica. Pese a ser algo sencillo, el hombre la felicito por sus rasgos bien marcados. Sarah le agradeció el cumplido, no se sorprendía. Siempre le habían dicho que era excelente dibujante, esa era una de las razones por la cual soñó estudiar pintura, pero lastima, sus padres pensaban todo lo contrario.

Luego de unos minutos, el equipo estaba listo. Sarah tomo asiento en uno de los sillones, descubrió su brazo y lo dejo a la voluntad del artista.

Cerró sus ojos. Le habían dicho que eso a veces dolía, pero por el tamaño y el simple diseño del tatuaje imagino que no.

Se la pasó pensando en cosas abstractas mientras el hombre realizaba su trabajo, su mente había estado volando por lugares y fantasías que nunca antes había imaginado. De pronto recordó a Tommy, a Verónica, no supo por qué, luego comenzó a ver sombras en su cabeza, voces lejanas, gritos y abrió los ojos súbitamente mientras recogía su brazo, comenzaba a sangrar.

-Hey, tranquila…es normal que sangres, sucede la mayoría de veces, mas si es la primera vez –le dijo con naturalidad el hombre- déjame traer algo de papel…

Sarah asintió al mismo tiempo que veía la pequeña obra en su muñeca. Había terminado, tenia la figura impregnada a su piel, con tinta que no se borraría nunca. Paro de sangrar, pero una sensación de frio recorría su cuerpo, no era un malestar, era como si un peso hubieses caído sobre ella, un enorme peso del que no podía liberarse.

-Estás bien? –le pregunto el hombre mientras le ofrecía papel para limpiar la sangre

-Sí, si…es…está realmente hermoso.

-Me alegra que te guste.

Después de acomodarse y de que el hombre le diera algunos consejos sobre los cuidados que debía tener con el tatuaje, Sarah cancelo el servicio. Rió, al pensar que sus pocos ahorros se habían ido en esa pequeñez, que para ella era algo muy significativo.

Salió del local, y aquel peso que sintió adentro se intensifico más.

Por poco pierde el equilibrio.

Se recargo en la primera pared que encontró. Respiro profundamente en repetidas ocasiones.

Alzo su vista al sol radiante de aquella tarde, el brillo del astro provoco un malestar en sus ojos que nunca antes había percibido.

«Maldito calentamiento global» pensó.

Luego de sobreponerse un poco, comenzó a caminar lentamente por la avenida. Quería llegar pronto al campus, recostarse en su cama y dormir para no despertar en un buen tiempo, dormir profundamente.

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